domingo, 31 de enero de 2016

diario rosita enero

entré a una galería y encontré una santería que se llamaba satanás
compré un manekineco que brilla en la oscuridad y anoche no pude dormir
porque lo veía y pensaba en la fortuna que estamos convocando.

el gato y yo armamos un picnic en la terraza del edificio
es un décimo piso y el sol pegó toda la mañana y al mediodía
se formaron nubarrones y cayeron gotitas sobre los sandwich
y pensé que parecía como cuando algunas gotas del congelador
te mojan la comida y le dije al gato imaginate que ahora
tenemos congelador.

nos sentimos muy ricos y la comida estaba fresca.


a eso de las cuatro de la tarde nos despertamos de una siesta
dormí atravesada en la cama de una plaza
con la mitad del cuerpo apoyada en el suelo,
me había arrodillado para rezar y pedí
un novio bueno que me ame y que sea divertido,
se lo pedía a dios y a satanás por si acaso él también estaba escuchando,
sé que hay gente en el infierno que me puede gustar.


imaginé que tengo un amante lejos y que pienso en él con adoración,
logré pensar en él con adoración mientras hacía la merienda,
puse leche en el platito del gato y pensé
en esos desayunos que se describen en los libros  yankis,
comen huevos, leche, miel y pan. llevan naranjas en loncheras.
todo parece tan apacible.

mi amante llegó mojado por la lluvia que empezó al mediodía y continuó hasta las siete de la tarde,
yo lo abracé y le saqué la camisa,
cuando terminó la tormenta apareció el sol en el fondo,
una franja rosa como él y yo nos hizo quedar mirando
sin decir nada,
me gustó no hablar de nada durante un rato largo y preparar
una cena apacible
una cama apacible y un baño caliente y apacible,
cuando se fue el sol y comenzaron a prenderse las luces de los locales
me fui adentro, y agradecí por el sexo y por la fluorescencia y el pan rosa de cada día
luego mi amante se fue
y me puse en la posición correcta en la cama y me dormí